jueves, 17 de abril de 2008

Juan José García Piñeiro y su búsqueda de las plantas sagradas

Este psiconauta español, versado en la utilización de las diversas drogas que circulaban por el continente europeo a finales de milenio, viajó entre 1994 y 1995 por Brasil, Colombia, Bolivia, Ecuador, Perú y Cuba buscando experimentar con las plantas sagradas de los chamanes andinos.

Después de su recorrido y alentado por un grupo de chamanes escribió “En busca de las plantas sagradas”, un libro en el que relata los pormenores de sus encuentros con diferentes chamanes (algunos de los cuales considera fraudulentos y a otros auténticos), sus experiencias con el cactus San Pedro y con la ayahuasca; así como sus proyectos de organizar junto con sus amigos a las "Tribus de Occidente", a los Guerreros Espirituales del continente europeo para que se reúnan y organicen sus propios rituales cultivando y utilizando sus propias plantas sagradas.

Este libro contiene información precisa acerca de personas, lugares, contactos y aspectos de interés para quien esté interesado en hacer un viaje por estos sitios.

García Piñeiro dice haber comprobado que los efectos de la ayahuasca dependen en gran medida de la densidad de la bebida final, de la calidad de las plantas utilizadas, así como de "la meta programación y el ritual". Entre las indicaciones que recibió de los chamanes durante sus experiencias con esta bebida ceremonial están las siguientes: intentar permanecer ante las visiones como el espectador de una película, en el centro del ciclón, y controlar y dirigir la experiencia, de acuerdo con su objetivo; unir la energía del grupo para potenciar la energía total; evitar el fuego y los espejos por ser demasiado seductores para los sentidos, y respirar abdominalmente para mantenerse como testigo.

Francisco, uno de los chamanes con los que Piñeiro entró en contacto, le dijo que la misión de las plantas sagradas es "separarnos del ego y ponernos en contacto con Dios, con el amor absoluto", dijo también que "ayudan en las cosas de la vida" y siempre responden: "Basta que tengas una intensa necesidad de respuesta y ésta te llegará a lo largo de la sesión, o inmediatamente después. Y si no te responden, es que la pregunta realmente no tenía ninguna importancia". Una vez terminado su viaje, Piñeiro quedó convencido de ello y escribió:

El yagé es un ser inteligente, que existe realmente, y que puedo comunicarme con él por ahora introduciéndolo en mi cuerpo, pero más adelante, parece ser que no necesitaré tomarlo para, de algún modo hablar con este ser... Este ser es bastante sabio, y cada visión que provoca es una lección, una enseñanza; aunque a veces tarda días, meses o años en revelar su significado último expresado en visiones, sensaciones, sentimientos, presencias no corporales pero reales, etc... Las plantas maestras, tanto la ayahuasca como el San Pedro, me dan consejos cuando estoy bajo sus efectos, me encargan cosas y también me aclaran cualquier problema que se me ocurra... Una a una voy sometiendo a consideración de la planta –o no sé si de algún lugar remoto de mi mente- toda clase de cuestiones; unas de carácter personal, otras de mucho más trascendencia, como el futuro del planeta o la especie humana, la reencarnación y la muerte, etc. etc. Sorprendentemente la planta va respondiéndome con exactitud a cada cuestión, y generalmente de un modo muy convincente, pues no suele responderme con palabras, sino con una imagen, o... haciéndome vivir una experiencia que es de por sí una respuesta a la pregunta en cuestión...

No hay comentarios: